12 de julio federalista y republicano. (Artículo de Vicente Cervantes)
El 12 de Julio de 1873, pocos meses después del advenimiento de la Primera República, se insurreccionó nuestro pueblo, proclamando al siguiente día el Cantón Murciano. Así, amplios sectores del pueblo trabajador acabaron con la exasperante tardanza de las Cortes Españolas Republicanas en dar carta de naturaleza a “La Federal”, nombre con el que se denominaba a la anhelada República Federal. Desde entonces se escribieron épicas páginas de nuestra historia, empapadas de humanismo, de generosidad, de espíritu libertario,… de tantas cosas.
Casi un año antes, muchos centenares de mozos de la huerta y el campo de nuestras tierras murcianas, comandados por Antonete Gálvez Arce y su hijo, se subieron a los montes de la Cresta del Gallo y el Miravete, al sur de la ciudad de Murcia, al grito de “Pabajo las Quintas, Apa la Federal”, constituyendo un impresionante movimiento guerrillero, que sólo bajó triunfante, meses más tarde.
En esa época, los talleres artesanos, las pequeñas fincas familiares, etc. quedaban maltrechas con las odiadas y temidas quintas (levas forzosas) que les arrancaban a los mozos para llevarlos a luchar (y a morir o a quedar con secuelas físicas y psicológicas) contra los movimientos de liberación de las colonias del decadente Imperio Español, o bien en las cruentas Guerras Carlistas. Por tanto, los sectores más progresistas, dinámicos y libertarios de nuestro pueblo ligaron indisolublemente ambas reivindicaciones: la proclamación de la República Federal y la Abolición de las Quintas.
Y así, unos meses antes, el 17 de febrero de 1873, las columnas guerrilleras de Antonete Gálvez, entraron triunfantes por el barrio del Carmen, de Murcia, recibidas por una enfervorecida multitud, que daba vivas a su persona y a “La Federal”. Unos días antes, se había pactado con el incipiente gobierno de la I República la publicación del Decreto de Abolición de las Quintas.
El gobierno republicano, efectivamente, cumplió su palabra: al día siguiente, el 18 de febrero de 1873, en “La Gaceta de Madrid” (predecesor del BOE, Boletín Oficial del Estado), se publicó el ansiado fin del Servicio Militar Obligatorio. Este acontecimiento supuso un impulso sin precedentes al movimiento social republicano federal, que aupó a Antonete Gálvez como diputado de las Cortes.
El mito de Antonete encarnaba los anhelos de modernización, de democracia radicalmente participativa, de autogobierno, de defensa de nuestra tierra, de nuestra gente, de nuestra riqueza cultural y natural. Y lo hacía con un fuerte liderazgo, basado en la autoridad moral y en la legitimidad de jugarse la vida por los ideales comunitarios, desde una generosidad rotunda.
Ahora, siglo y pico más tarde, vilipendiada, deformada, calumniada e injuriada la historia, por vencedores y e incluso por los cantonales vencidos (goleados psicológica y acríticamente), cabe hacer un alto en el camino.
Es la hora de continuar, actualizado y adaptado creativamente al día, aquel impulso modernizador y libertario, reivindicando la República Federal, la más amplia democracia participativa, el máximo autogobierno desde las entidades inferiores al municipio hasta la garantía de referéndums vinculantes sobre asuntos cruciales, la posibilidad de mecanismos revocatorios e impugnadores de políticos y altos funcionarios, la elegibilidad directa popular de diversos cargos judiciales, …entre otros. Porque por muchas o por pocas competencias que tengamos, si no existen mecanismos de control sólo será una mera descentralización hacia las élites fácticas que controlan realmente el poder económico, político, judicial, militar y policial…
Y también, muy importante, defender sin complejos nuestra inmensa riqueza cultural, incluida nuestra “plática” autóctona, evitando la deriva “etnocida” que, por acción u omisión, estamos dejando suceder. Debemos pedir su reconocimiento legal en el Estatuto de Autonomía y otras normas vinculadas, genéricas o específicas.
En definitiva, autogobierno para que nuestro pueblo sea el mandamás de nuestra tierra. Autogobierno para el renacimiento de nuestra cultura, para la defensa de nuestro entorno, para el mestizaje con quienes vienen aquí a ejercer el legítimo derecho a la supervivencia, aportándonos lo mejor de sus vidas.
Autogobierno para otra Murcia posible, imprescindible, sin especuladores, sin aguamangantes, sin corruptos,… sin desalmados superexplotadores. Autogobierno desde el regeneracionismo ético, desde el anhelo libertario, desde la rebeldía y el laicismo, desde el ecologismo intransigente. Y, por supuesto, desde el antifranquismo y la resistencia ante quienes quieren regresarnos décadas en la Historia.
Los problemas del pueblo trabajador murciano, mestizo, dinámico, integrado por todas las personas que viven, trabajan , luchan y sueñan en nuestras tierras, se solucionan con más democracia, con más descentralización, con más autogobierno, con más humanismo, con más empatía.
Necesitamos la República, necesitamos La Federal.