Ángel El Celestino. Treinta años de tradición carnicera y charcutera carnicera. Ángel Manuel Cánovas Molina, propietario de la Carnicería Ángel El Celestino, celebra tres décadas en este oficio.

Ángel El Celestino.  Treinta años de tradición carnicera y charcutera carnicera. Ángel Manuel Cánovas Molina, propietario de la Carnicería Ángel El Celestino, celebra tres décadas en este oficio.
Ángel El Celestino.  Treinta años de tradición carnicera y charcutera carnicera. Ángel Manuel Cánovas Molina, propietario de la Carnicería Ángel El Celestino, celebra tres décadas en este oficio.
Ángel El Celestino.  Treinta años de tradición carnicera y charcutera carnicera. Ángel Manuel Cánovas Molina, propietario de la Carnicería Ángel El Celestino, celebra tres décadas en este oficio.
Ángel El Celestino.  Treinta años de tradición carnicera y charcutera carnicera. Ángel Manuel Cánovas Molina, propietario de la Carnicería Ángel El Celestino, celebra tres décadas en este oficio.
Ángel El Celestino.  Treinta años de tradición carnicera y charcutera carnicera. Ángel Manuel Cánovas Molina, propietario de la Carnicería Ángel El Celestino, celebra tres décadas en este oficio.

Ángel Manuel Cánovas Molina lleva el oficio carnicero en la sangre. Su abuelo Celestino ya era matachín, al igual que su padre Alfonso y él aprendió a moverse entre carne y vísceras desde bien pequeño.

Desde hace treinta años él también se dedica al oficio carnicero, primero en otros establecimientos y desde hace siete en la Carnicería Ángel El Celestino, ubicada en la avenida de Lorca. Desde que era sólo un niño, Ángel ya recuerda a su familia dedicada al oficio carnicero. Su abuelo, al que se conocía en Totana como “El tío Celestino”, era matachín, un oficio que también siguió su propio padre e incluso sus hermanos mayores, ya que él es el menor de cuatro hombres y también tiene una hermana más joven. Su padre falleció con solo 48 años y cuando Ángel sólo contaba siete.

 De pequeño se recuerda echando una mano a sus hermanos y de hecho, comenta como anécdota que a veces, antes de ir al colegio Santiago, donde estudiaba, les ayudaba y llegaba a ir al centro educativo con las botas manchadas de la sangre de haber estado entre vísceras y carne en el matadero, que en la época se ubicaba frente al actual Centro de Salud Totana Norte.

Aunque siempre había estado implicado en el negocio familiar y él mismo fue matachín, durante una época de joven estuvo trabajando en la empresa Huevos Inmaculada. Estando allí le ofrecieron trabajar en Pescadería Carnicería Pepita, comercio donde estuvo unos años y para cuyos propietarios no tiene más que palabras de agradecimiento, y en especial para Gaspar, que le dio la oportunidad de trabajar de cara al público en una carnicería y fue todo un maestro para él.

Tras unos años, decidió emprender y trabajar por su cuenta y se ubicó en un pequeño local propiedad de sus suegros, situado en el barrio de San Roque, donde hace ahora treinta años comenzó su propio negocio de venta al público junto a su mujer, María Dominga López Costa, entonces embarazada de su hijo mayor.

 Tras tres años solo, en los que fue poco a poco haciéndose un nombre y un prestigio en el sector, se asoció con dos de sus hermanos y continuó otros veinte años con un próspero negocio carnicero que llegó a tener hasta ocho empleados, comenta. Finalmente, por circunstancias, los hermanos decidieron separar sus caminos profesionales y Ángel aprovechó la oportunidad de una carnicería que se traspasaba en la avenida de Lorca, la de José María Ruiz Costa, que cerraba por jubilación del dueño.

 Así, reflexiona, que veintitrés años después del inicio de un pequeño negocio solamente con su esposa entonces embarazada de su primer hijo, se encontraba en el momento de comenzar, de nuevo solo con su mujer, una nueva aventura empresarial, pero ahora ya con cuatro hijos, Alfonso Javier, Jesús, Alberto y Ángel. Siete años hace ya que Carnicería Ángel El Celestino abrió sus puertas en el número 23 de la avenida de Lorca y desde entonces se ha hecho con una sólida clientela que sabe apreciar la calidad de sus productos. Las instalaciones donde se ubica constan de zona de tienda y mostrador de unos 120 metros cuadrados y obrador y almacén de 100 metros cuadrados.

Según explica Ángel, la especialidad de su carnicería es sobre todo la longaniza, la morcilla, butifarra, blanco, el morcón... En definitiva, su embutido casero, elaborado con su toque tradicional y con su sello de calidad de toda la vida. En su proceso de elaboración mantienen la tradición, aunque lógicamente han ido evolucionando con los tiempos y adquiriendo maquinaria que facilita el trabajo.

 Recuerda que de aquella elaboración de los inicios en la que todos los procesos se hacían a mano, se ha pasado a ir incorporando máquinas como la amasadora y embutidora para propiciar una elaboración menos costosa y recientemente han adquirido una picadora industrial. Si algo caracteriza a la Carnicería Ángel El Celestino es también el espíritu innovador y por ejemplo, desde tiempos de pandemia se incorporó en la fachada del negocio una máquina expendedora de diferentes productos, entre ellos carne y embutidos frescos. En Carnicería Ángel El Celestino además de carne y embutido de primera calidad también se puede encontrar una amplia variedad de productos de charcutería, así como otros artículos de ultramarinos.

En la empresa trabajan Ángel, su mujer y su hijo mayor, además de otras tres empleadas y un repartidor. Cuenta con una amplia clientela de Totana, tanto de vecinos que acuden a la tienda como una gran cantidad de bares y restaurantes a los que sirve sus productos para la elaboración de sus platos y menús o tiendas y pequeños supermercados como La tienda del Arcas, Pescadería y Carnicería Pepita, José García o Eusebio.

Además, también sirven a algún establecimiento de fuera, como Carnicería Alfonso en Alhama de Murcia o autoservicio Miguel en Aledo e incluso, por mensajería especial, han enviado encargos a Barcelona, Sevilla, Madrid y otros puntos de España. La época más fuerte del negocio es el mes de diciembre, por las fiestas de Santa Eulalia y sobre todo la Navidad, un tiempo en el que dice que van auténticamente desbordados de trabajo para satisfacer toda la demanda que tienen.

Todas las semanas elaboran embutido de la mejor calidad, manteniendo la tradición de toda la vida aprendida de su familia, sobre todo de su abuelo y sus hermanos mayores. Además, recalca que el embutido de Ángel El Celestino se hace con especias naturales, sin aditivos, sin gluten y la mayoría sin lactosa y destaca que por ejemplo, la longaniza tradicional se hace con ajo y vinagre, manteniendo el sello particular de Totana. Ángel comenta que la clientela totanera es muy exigente y prima siempre la calidad y el sabor. Para festejar estos treinta años de profesión y tradición carnicera, Ángel comenta que han diseñado un nuevo logotipo de la empresa, han preparado unas nuevas bolsas y además se llevarán a cabo varios sorteos a finales de año.

 Sobre el futuro, se muestra satisfecho pues al menos el mayor de sus cuatro hijos ha querido sumarse al negocio familiar y trabaja en él. Ángel El Celestino, treinta años de tradición y saber hacer en la elaboración de embutidos de la mejor calidad, cuya mayor recompensa durante todo este tiempo ha sido la fidelidad y satisfacción de sus clientes.