Crónica del Camino Eulaliense: uniendo dos ciudades hermanadas en torno a Santa Eulalia. Un vecino de Mérida ha sido la primera persona que lo ha recorrido de manera continua a pie y en solitario.
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El Camino Eulaliense que une Totana y Mérida tiene una distancia de 720 kilómetros y discurre por tres comunidades autónomas: Murcia, Andalucía y Extremadura.Este nuevo camino de peregrinación que une el Santuario de la Santa de Totana con la Basílica de Santa Eulalia en Mérida no es una empresa fácil de acometer, al menos de una vez. Hasta ahora se había completado a pie por tramos, pero el pasado mes de septiembre un vecino de Mérida,
Miguel Caballero Sánchez, fue el primero en realizarlo a pie de manera seguida y en solitario, para lo que empleó 18 días o etapas.
Miguel es una persona acostumbrada a andar, afición que practica desde hace 35 años. Ha realizado todos los caminos de Santiago de Europa, de España, Francia, Portugal, etc... y también otros caminos populares, por lo que cuando vio que se había diseñado un nuevo camino que unía Totana con la ciudad donde reside, no se lo pensó y decidió también emprender este reto, aderezado además por el hecho de ser él mismo, devoto de Santa Eulalia, o de la Mártir, como allí la denominan.
Se puso en contacto con la Asociación Amigos del Camino Eulaliense de Totana para recabar más información y con el apoyo técnico de los miembros de la misma Juan María Zamarreño, José Valentín Tudela y Julián Larroya, programó de alguna manera el viaje.
Avezado andarín, emprendió su camino recién llegado de Las Azores, archipiélado donde había estado también caminando varios días. Tras aterrizar en Alicante, se desplazó a Totana, donde se reunió con miembros de la Asociación Amigos del Camino Eulaliense, quienes le realizaron una visita por el Santuario de La Santa y otros lugares de interés. A la mañana siguiente, con la mochila cargada de ánimo, emprendió el Camino, desde el Santuario de La Santa, acompañado en las primeras cuatro horas de la primera etapa por José Valentín Tudela.
Una vez solo, continuó por espacio de 18 días hasta llegar a Mérida. La etapa más especial para él dice que fue la de Caravaca de la Cruz, y donde vivió una anécdota, pues pensaba que allí podría alojarse en un albergue y al ser la Festividad de la Exaltación de la Cruz estaba todo cerrado y tuvo que desplazarse a 12 kilómetros, a la pedanía de Barranda, para encontrar un alojamiento, un pequeño hotel que le recomendaron gentes del lugar. Ese día tuvo que alterar sus planes ya que, después de acudir a la Misa del Peregrino pensaba quedarse a pernoctar en Caravaca pero no pudo, aunque eso no fue sino una de los pequeños imprevistos que pueden surgir en todo camino.
Y la etapa que más le impactó por la belleza y porque además decía desconocer por completo la zona, señala que fue la que discurría por las dos sierras, la de Cazorla y Segura.
Él, que en los últimos treinta y cinco años lleva a sus espaldas más de 50.000 kilómetros andando, en su mayor parte sólo, aunque a veces ha ido acompañado de algún amigo o de su yerno, comenta que cada camino es especial. En este sentido explica que en realidad nunca vas solo, porque te encuentras con gente, y además ahora llevas el móvil, vas hablando por teléfono, oyendo música o te acompañan tus pensamientos...
Con su experiencia, apunta que cada camino que ha realizado tiene algo.
Dice que si tiene que resaltar uno, el que es un poco más especial para él fue el Camino de Santiago Francés, porque fue el primero que llevó a cabo, si bien indica que éste último, siendo devoto de la Mártir Santa Eulalia, cuenta con una motivación añadida. Hace dos años ya realizó parte de este Camino, pues hizo el Camino Mozárabe, que une Almería y Mérida, y que entronca con el Eulaliense en la Vía de la Plata.
De su amplia experiencia caminando, apunta que el Camino Eulaliense es algo complicado porque, en su opinión, faltan señalizaciones y más albergues, unos problemillas en los que trabaja la Asociación Amigos del Camino Eulaliense de Totana para ir dándoles solución.
El Camino Eulaliense, eso sí, comenta que es precioso, sobre todo, repite, el dicurrir entre las dos sierras de Cazorla y Segura, y luego ya la confluencia en Córdoba con el Camino Mozárabe.
Su rutina era salir a las cinco de la mañana todos los días y andar del orden de 8-10 horas, por lo que llevó una media de 38-40 kilómetros por jornada. Dice que él siempre elige septiembre para salir a realizar este tipo de aventuras o retos, porque suele hacer un tiempo más óptimo y hay menos afluencia de gente.
No le importa caminar solo y comenta que lo que más le gusta es el contacto con la naturaleza, conocer pueblos, la gente, su cultura y tradiciones…
Señala que Totana, a la que no había venido previamente nunca, no tuvo demasiado tiempo para conocerla porque llegó por la tarde e inició el Camino ya al día siguiente por la mañana, pero promete volver en otra ocasión con más detenimiento. Eso sí, lo que más le gustó, destaca que fue el entorno de La Santa y su ermita.
Con las pilas ya cargadas de nuevo, dice que le gustaría proponerle a la Asociación continuar el camino a Oviedo, si pudiera ser este mismo año antes de que empiece el frío, un reto que supondría realizar 600 kilómetros.
A sus 74 años, Miguel tiene el privilegio de poder decir que ha sido el primero en realizar de manera continuada el Camino Eulaliense a pie, entrando en la memoria e historia de este sendero de peregrinación. Enhorabuenay felicidades.