EL BOMBERO NUMERO 13. Hay profesiones cuya nómina incluye una condición no escrita que implica que llegado el caso puede ser necesario entregar su vida para cumplir la misión encomendada que no es otra que salvaguardar a sus semejantes.

EL BOMBERO NUMERO 13. Hay profesiones cuya nómina incluye una condición no escrita que implica que llegado el caso puede ser necesario entregar su vida para cumplir la misión encomendada que no es otra que salvaguardar a sus semejantes.

Es el caso de militares, policías y guardias civiles o bomberos, tratándose de profesiones desempeñadas por personas que actúan cuando todos los demás salimos corriendo, huyendo de terroristas, escapes químicos, asesinos, fuego, atracadores, explosiones, enemigos invasores o cuando hay que extraer a algún herido atrapado en un vehículo accidentado. Lo gracioso es que no son superhombres sino que se trata de personas como nosotros, con familia e hijos, pero asumen la responsabilidad de acudir a protegernos o salvarnos pertrechados con la única ayuda de sus sofisticados equipos, la formación adecuada y el valor necesario para hacer frente a estas emergencias. Se trata de profesionales que al igual que el seguro del coche o el de desempleo, lo mejor es tenerlos siempre disponibles para que no tengan que intervenir jamás, puesto que desgraciadamente cuando tienen que hacerlo, en muchos casos, hay vidas en juego.

Tener personas que desempeñan estas tareas hace que nuestra sociedad sea más segura y podamos ser libres, pero para ello es imprescindible reconocer el valor de estas misiones.

Quienes no valoran a quienes les protegen no merecen ser protegidos.

Una de las formas que tienen las comunidades para demostrar su valía como sociedad es mediante el agradecimiento hacia quienes la protegen, incluso poniendo su vida en riesgo cuando la ocasión lo requiere, pero los gestos de agradecimiento cada día están más proscritos en España dado que vivimos en una sociedad incapaz de mostrar reconocimiento o admiración hacia personas ejemplares o hacia aquellas que dieron su vida para que hoy estemos aquí, disfrutando del legado de nuestros antepasados.

Este artículo está dedicado a todos aquellos que cuando acuden a su trabajo y se enfundan su uniforme, lo mejor que nos puede pasar al resto de ciudadanos es que no tengan que llevar a cabo intervención alguna durante su jornada laboral.

José Munuera Lidón