María Jesús Sánchez. Toda una vida de servicio a los demás en la Agrupación de voluntarios de Protección Civil.
María Jesús Sánchez Lorenzo lleva toda su vida vinculada a la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil en Totana. Recientemente, esa labor callada y silenciosa ha sido reconocida con un sencillo homenaje por sus más de 25 años de servicio, concediéndole la Medalla de Oro a la Constancia que otorga la Asociación Nacional de Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil de España.
Este reconocimiento a la antigüedad y constancia en el servicio como voluntaria de Protección Civil es sin duda un homenaje a la labor de una persona que ha encontrado en esta agrupación una segunda familia, a la que se incorporó movida por su vocación de servicio.
“Siempre me ha gustado ayudar a los demás”, señala, mientras dice que se unió a Protección Civil tras los buenos comentarios de uno de sus primos, que realizaba en ella la prestación social sustitutoria al ser objetor de conciencia y no realizar el Servicio militar aún vigente en esa época.
El comienzo para María Jesús sin embargo fue un poco duro, pues recuerda que uno de sus primeros servicios fue la asistencia en un accidente de tráfico, donde confiesa que, poco preparada aún para estas situaciones, se le quedó la cara “un poco descompuesta”.
Otro de los momentos que recuerda en sus inicios fueron las inundaciones de 1997 en Totana, donde tuvieron que prestar servicio, una experiencia que junto a otras vividas en estos 25 años, le ha marcado.
A pesar de algunas situaciones dramáticas o momentos difíciles en los que ha tenido que intervenir, como en la asistencia tras los terremotos de Lorca, el balance de su paso por Protección Civil no puede ser para ella más positivo:
“En la Agrupación he conocido mucha gente que ha pasado por ella todos estos años, que me han ido aportando cosas, somos un grupo de amigos y siempre he estado a gusto y como estoy a gusto, por eso sigo en ella”. De hecho, comenta que a Protección Civil le dedica prácticamente el 90% de su tiempo libre.
Actualmente, tras haber pasado por diferentes áreas, es jefa de equipo responsable de servicios y telecomunicaciones.
Además, cuenta con el título de piloto de dron.
También forma parte de la unidad sanitaria pues ella es profesionalmente técnico en emergencias sanitarias y de hecho trabaja como teleoperadora en el Centro Coordinador de Urgencias del 061.
Formar parte de Protección Civil es para ella un orgullo, ya que, apunta, “lo que importa es estar siempre ahí para cuando la gente o las circunstancias nos necesitan. No hay acción pequeña”.
En este sentido, relata con satisfacción que hace poco se le acercó una chica que le dijo que era su “ángel”, pues la habían ayudado cuando se le rompió su coche en La Santa y viéndose sola, recibió el apoyo de varios integrantes de Protección Civil, entre ellos María Jesús, algo que agradeció mucho.
Entre los peores momentos, recuerda uno que le tocó además de manera personal, cuando hace años, estando en las inmediaciones de La Santa llevando a cabo actuaciones en el marco del Plan Infomur, le llamaron para que acudiera porque se había desmayado una persona y al llegar comprobó que era su propio primo, que falleció.
Otro suceso que le marcó fue el accidente de un autobús que regresaba de Madrid a Bullas en 2009 y en el que murieron 11 personas. Recuerda la impactante imagen de los féretros en el Pabellón de deportes de Bullas y el dolor de las familias de los fallecidos.
También guarda en su memoria de manera especial la labor que desarrollaron en la ciudad de Lorca tras los terremotos de 2011, donde estuvieron sobre todo prestando servicio en el barro de San Cristóbal y ayudando a montar campamentos de campaña. No se olvida de los rostros de miedo de los vecinos, muchos de los cuales les pedían que no se fueran y no los dejaran, comenta.
En Protección Civil asegura que continuará mientras siga estando tan a gusto como hasta ahora y con la motivación intacta de seguir aportando su granito de arena para ayudar a los demás.
Además, valora todo lo aprendido en estos años y destaca la evolución de la agrupación totanera, de la que recuerda que cuando ella empezó no había casi infraestructura ni nada, mientras que ahora cuenta con unidad de dron, metereológica, canina, apicultura, psicológica y sanitaria.
Sobre sus referentes personales en la Agrupación de Protección Civil de Totana, dice que a lo largo de estos años ha habido varios y que no querría dejarse a ninguno, porque de todas las personas que han pasado por ella ha aprendido algo.
Además, considera que los vecinos no saben realmente lo que hay detrás de Protección Civil, que actualmente está integrada en Totana por 40 voluntarios, y cuya función es prestar ayuda en caso de urgencia o emergencia a Guardia Civil y Policía Local. Su acción se orienta a la prevención de las situaciones de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública y a la protección y socorro de personas y bienes en los casos en que dichas situaciones se produzcan, indica.
Sin duda, en la pandemia y sobre todo en la época del confinamiento en 2020 fue cuando más visibilidad tuvo esta agrupación, cuando realizaron una gran labor atendiendo a personascon COVID que no podían salir a comprar comida o medicamentos, llevando medicinas de las farmacias a personas que no podían salir, colaborando en tareas de desinfección y haciendo un poco más amenos aquellos largos días felicitando cumpleaños o dando la sorpresa de recordar a niños a los que se les caía un diente la visita del Ratoncito Pérez.
Un cuarto de siglo, más de la mitad de sus 41 años de vida lleva María Jesús colaborando con Protección Civil, algo que seguirá haciendo “hasta que el cuerpo aguante”, dice, mientras que comenta que hay veces que sale de trabajar y se va directa a la sede de ésta.
El reconocimiento que ha recibido recientemente es para ella un orgullo:
“Me ha recargado las pilas y me ha enorgullecido, pero más que por mí por todos mis compañeros”, señala, al tiempo que agradece a su familia y amigos que sean comprensivos con su vocación de colaborar y ayudar a los demás a través de Protección Civil, restándole tiempo personal para estar con ellos.
Además de este reconocimiento, ya contaba con el concedido por la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Bullas hace años, por la labor desarrollada tras el accidente de autobús en este municipio.
Leer, escuchar música, ir al cine o estar con amigos son otras de las aficiones de María Jesús, eso sí, a las que resta tiempo para atender sus quehaceres en Protección Civil, su otra gran familia y a la que aspira a seguir dedicándole gran parte de su tiempo libre. Quién sabe si dentro de otros 25 años la vemos de nuevo recogiendo otra medalla, esta vez por su medio siglo colaborando con esta agrupación.




















