Nos vamos de sanmarqueo (Artículo de María Dolores Rodríguez López)

Nos vamos de sanmarqueo (Artículo de María Dolores Rodríguez López)
Nos vamos de sanmarqueo (Artículo de María Dolores Rodríguez López)

Durante siglos se mantienen en los pueblos costumbres y tradiciones y eso nos diferencia
de los demás pueblos. El patrimonio cultural inmaterial es frágil y vulnerable, pero un importante pilar en la pervivencia de la diversidad cultural.Si perdemos nuestras tradiciones, costumbres u olvidamos la importancia de nuestros mayores como fuente de conocimiento, perderemos nuestra identidad, factor primordial del saber de la memoria colectiva.

Nuestra obligación es proteger, transmitir y enseñar a valorar nuestros signos de identidad que hemos recibido y heredado al nacer.
No debemos permitir que caigan en el olvido.
El refranero español recoge estas sentencias breves, generalmente de autores anónimos, referentes en este caso al día de San Marcos.
*San Marcos trae vendaval por delante y por detrás.
*San Marcos, patrón de los chubascos.
*Si en San Marcos ha llovido no hay nada perdido.
*San Marcos, rey de los charcos.


Durante todo el año hay viejas tradiciones que se recuperan y celebran coincidiendo con fiestas religiosas: El Corpus, La Cuaresma, La Pascua, Carnavales, Santos etc.
Celebraciones que mezclan viejas supersticiones, como la lucha entre “el Bien y el Mal”. Se hacían para tener un buen año de cosecha, librarse de enfermedades con devoción religiosa.
Siempre entre la superstición y la fe.
Cada año el 25 de abril, día de San Marcos, se celebra en Totana una tradición centenaria, el
“Sanmarqueo”.
Hasta hace unos años era costumbre salir al campo, especialmente por la Vía Nueva y los caminos de La Ñorica, en compañía de familiares o grupos de amigos, cargados con capazas, botas de vino, guitarra y el preciado garabazo, que era el rey de la fiesta campestre, disfrutando de los hermosos y fértiles campos del Valle del Guadalentín, cubiertos por las
plantaciones de trigo, cebada y la famosa alfalfa totanera.
Parecía el campo un hermoso tapiz verde con las preñadas espigas del cereal, cerca ya del  tiempo de la siega y la recolección del grano. En otro tiempo fue el gran pilar de la economía totanera.
Consistía la tarde de San Marcos en esa salida del pueblo, generalmente andando, para merendar al aire libre, sentados en el suelo a la vera de los caminos. El momento más esperado era saborear y romper el huevo del garabazo en la cabeza de algún amigo. Era el momento de “Sanmarqueo, queo, tiro la piedra y no te veo”, recitando el conjuro aprendido desde niños.
Había que lanzar la piedra hacia atrás con los ojos cerrados y pedir un deseo, intentando que la piedra cayera lo más lejos posible. Así el mal estaría más alejado de nosotros.
Hoy día la costumbre ha variado un poco. Ya no se llenan los caminos del campo de totaneros
como era habitual.
Ahora se merienda en los huertos, La Santa, casas de campo y se pasea por la zona del trasvase.
Pero el ambiente es el mismo, grupos de familia y amigos celebrando con la merienda, el vino, la música y el garabazo la tarde de San Marcos.
Disfrutando de las vistas y aromas de los huertos y la sierra, siempre en un ambiente festivo y cordial.
Feliz San Marcos a todos.