Una Alcalde eterno. Juan José Cánovas Cánovas deja un recuerdo imborrable en Totana trás toda una vida dedicada a la política municipal.

Una Alcalde eterno. Juan José Cánovas Cánovas deja un recuerdo imborrable en Totana trás toda una vida dedicada a la política municipal.
Una Alcalde eterno. Juan José Cánovas Cánovas deja un recuerdo imborrable en Totana trás toda una vida dedicada a la política municipal.
Una Alcalde eterno. Juan José Cánovas Cánovas deja un recuerdo imborrable en Totana trás toda una vida dedicada a la política municipal.
Una Alcalde eterno. Juan José Cánovas Cánovas deja un recuerdo imborrable en Totana trás toda una vida dedicada a la política municipal.

El 16 de enero de 2022 Totana perdió a su alcalde. Juan José Cánovas Cánovas falleció tras casi un mes ingresado en el Hospital Morales Meseguer de Murcia. Tras años mirando de frente a una leucemia, no pudo sin embargo superar las complicaciones respiratorias derivadas del COVID-19 que había contraído.

El regidor totanero permanecía ingresado en el centro hospitalario desde el 20 de diciembre y aunque durante algunos momentos su estado de salud había mejorado debido al tratamiento médico, el daño en los pulmones fue finalmente irreversible y su corazón se apagó a los 63 años.

La noticia impactó en un municipio del que era el primer edil desde el 15 de junio de 2019 y en cuya vida política llevaba implicado desde que era joven.

Juan José Cánovas Cánovas nació el 2 de abril de 1958 en Murcia; casado, con dos hijos y dos nietos. Trabajador del Servicio Municipal de Aguas del Ayuntamiento de Totana desde 1981.

Inició su actividad política en 1974, afiliándose al PCE, y siendo a partir de 1980 responsable del sindicato Comisiones Obreras en Totana. En 1987 fue elegido concejal del Ayuntamiento de Totana tras concurrir en la candidatura de IU.

En el periodo 1987/91, tuvo la responsabilidad del área de Trabajo Social en el Gobierno municipal, pasando en 1991 a la oposición hasta el año 1999 que se incorpora al Gobierno, en virtud del acuerdo con el PSOE en el que él asumió la Primera Tenencia de Alcaldía, así como la gestión de las áreas de Desarrollo Económico, Servicios Sociales, Participación Ciudadana y Trabajo Social, y la presidencia de la Sociedad Municipal de Promoción de Vivienda y Suelo Industrial de Totana (PROINVITOSA) que gestiona el polígono industrial “El Saladar” de Totana.

Tras salir del Gobierno en el año 2004, y estando en la oposición, renunció al cargo de concejal por problemas de salud. Retomó la actividad política en 2007, volviendo a ser elegido concejal. Durante 8 años, destacó por su labor de oposición, aumentando de forma relevante la  representación de IU en el Consistorio totanero.

En 2015, tras un proceso participativo de primarias abiertas, encabezó la candidatura de Ganar Totana-Izquierda Unida obteniendo hasta ese momento los mejores resultados de la historia de esta formación política, con seis concejales. En virtud de un nuevo acuerdo político municipal con el PSOE, fue alcalde los dos primeros años de la anterior legislatura dejando ese puesto los dos últimos años a los socialistas.

En las últimas elecciones municipales, Ganar Totana-IU, lista que encabezaba, fue la más votada, siendo elegido alcalde y asumiendo su grupo el gobierno en minoría con 6 concejales.

Juan José Cánovas, hasta su fallecimiento, asumía la gestión de la Alcaldía junto con las áreas de Hacienda y Recursos Humanos del Ayuntamiento, una tarea en la que se desvivió hasta el último momento incluso coincidiendo con su ingreso hospitalario, pues continuó la coordinación y gestión de firma digital a distancia hasta su ingreso en la UCI.

Hasta el último momento en que su salud se lo permitió, Juan José estuvo atendiendo sus obligaciones de alcalde, incluso desde la habitación del hospital antes de ser ingresado en la UCI. Sin duda, una muestra de su capacidad de trabajo y su dedicación al Ayuntamiento, que para él era su segunda casa y al que se dedicaba en cuerpo y alma. Ya en una entrevista concedida a este mismo medio al poco de ser elegido alcalde en 2019 se comprometía a “trabajar y aplicar lo mejor de mí en estos años para mejorar este pueblo”. “Por trabajo, dedicación y compromiso, no los voy a defraudar”, decía a los vecinos y resaltaba que “lo que siempre estará por encima de todo, en mi día a día, son las personas”.

Sin duda, haber logrado ser primer edil había sido una de las mejores cosas que había vivido, como dejaba constancia al afirmar en dicha entrevista: “Tener la oportunidad de desarrollar un proyecto para Totana y ser Alcalde de mi pueblo es la mejor sensación que puedo tener y no la cambio por nada”. “Dignificar la política, gobernar con transparencia, acercar la Administración a la ciudadanía, honestidad y diálogo y que el eje de toda nuestra acción política sean las personas” era el objetivo y las armas con las que enfrentaba la presente legislatura, un proyecto que no ha podido culminar.

Los homenajes, recordatorios y buenas palabras en torno a su figura se han sucedido tras su fallecimiento, algo que seguro le llamaría la atención y hubiera comentado él mismo si hubiera podido en las redes sociales, a las que era aficionado, quizás por su vocación de máxima transparencia en su quehacer. Precisamente, en otra entrevista realizada cuando era candidato en las últimas elecciones municipales, contestaba premonitoriamente a la pregunta de cómo le gustaría que le recordaran cuando no estuviera: “No me preocupa mucho porque ya no lo veré y cuando alguien se va, todo (o casi todo) son alabanzas.

Quizás, mientras se acuerde alguien de mí, pensar que intenté hacer el bien, aunque no siempre tuve esa fortuna”. Su legado quedará en la memoria y sobre todo entre sus compañeros de equipo de Gobierno y Corporación. Todos ellos, junto a otras autoridades y numerosos vecinos, se dieron cita, acompañando a su familia, en el acto de despedida que tuvo lugar en la plaza de la Constitución.

Juan José ya no está, pero quedan los recuerdos de la gente que lo conoció, que compartió diferentes ámbitos de su vida, desde el familiar, el de la amistad, el de la política… Un crisol de recuerdos de una persona que, hace tres años atrás se autodefinía en estas mismas páginas como “alguien que pensaba en cambiar el mundo y ahora lucha porque el mundo no me cambie a mí”

Juan Valero Sánchez conocía ampliamente a Juan José, no en vano fueron compañeros de Izquierda Unida tanto en el partido como en el grupo municipal en el Ayuntamiento.

“De Juan José me quedo con su honestidad. Su integridad lo hizo inmune a cualquier corruptela o trato de favor, antes bien lo expuso a situaciones personales y familiares extremas, como la pérdida de su puesto de funcionario municipal. Tal altura moral lo llevó a desbordar -sin renunciar a ella- su propia ideología, y fue eso, su humanidad honesta y transparente, la que conquistó el corazón de tantas personas de toda condición.

Recuerdo especialmente una vez que lo visité en su casa durante su enfermedad. Allí estaba, sentado frente a una mesita repleta de libros de lo más diverso. Lo encontré sereno y optimista. Hablamos tranquilamente acerca de la vida, de poesía, de remedios naturales para la salud, de la religión, del amor, de Ben Arabí…

No hablamos de política, pero tengo para mí que lo que vino después, los frutos de aquel árbol espléndido que fue Juan José, se rumiaron en parte en aquellos meses de recogimiento y soledad”.

Juan Francisco Otálora, quien fuera secretario general del PSOE de Totana y concejal en la legislatura 2007-2011 y parte de la 2011-2015 tras haber sido candidato a la Alcaldía por esta formación, también guarda un grato recuerdo de Juan José.

“Juan José, nuestro alcalde, ha sido una persona muy cercana y preocupada por sus vecinos; su espíritu de ayuda y servicio a todos los totaneros ha quedado de manifiesto durante sus largos años en la política municipal. Hasta el último momento ha estado preocupado y resolviendo muchísimas cuestiones y problemas que nos afectan a todos. Siempre ha estado disponible, siempre ha hablado con todos, siempre se ha preocupado de los problemas de los demás. Porque eso es un alcalde, el primero de los vecinos, el que da la cara, el que no se acobarda ante los problemas, el que se gasta y se desgasta por los demás sin buscar el bien personal.

Yo lo conozco desde hace mucho, pero nuestra amistad cristalizó cuando coincidimos como concejales en el Ayuntamiento de Totana, en una época muy complicada en la que la denuncia de la corrupción nos pasó factura. De aquellos años complicados recuerdo con indignación los ataques que recibió y la persecución

personal que sufrió hasta límites inhumanos y que no muchos conocen. Pero Juanjo aguantó con la dignidad del pobre y del honesto y no sucumbió a la jauría. Hoy, que todos sin excepción reconocen su valía y trabajo por el pueblo, conviene no olvidar su posicionamiento ante las ilegalidades, los amiguismos y por los intereses de Totana.

Como dijo su hijo Raúl en su despedida, podrá haber buenos alcaldes de esta ciudad pero ninguno mejor que su padre. Sin duda, todos lo vamos a echar de menos”.

Juan Pagán Sánchez, también pertenece al terreno de la política, si bien estaban en bancadas diferentes ideológicamente. Concejal del PP en la oposición tras haber sido candidato a la Alcaldía por esta formación en las últimas municipales, Pagán sin embargo también se reconoce amigo de Juan José, del que destaca que era una persona “muy comprometida con sus ideas”.

“Era un luchador nato e incansable políticamente y como ser humano, luchó ante la adversidad de una enfermedad y en la defensa de sus ideas.

Juanjo se dio en cuerpo y alma a lo que más le gustaba que era la política.

Sinceramente pienso que los pequeños momentos son los que al final le quedan a una persona y yo me quedo con la amistad que forjé con Juan José a lo largo de los años y que a pesar de ser “enemigos políticos” y tener nuestras discusiones acaloradas, éramos capaces de dejar nuestras diferencias ideológicas aparcadas para entablar amenas conversaciones sobre otros muchos temas. Siempre voy a recordar esos cafés en el Miras en los que hablábamos y teníamos nuestras conversaciones, pequeños momentos que al final es lo que nos llevamos.

Recuerdo el último viaje que hicimos juntos a finales de noviembre a Madrid a manifestarnos en la puerta del Ministerio de Sanidad junto a la asociación AELIP, y antes de volver (en el mismo día) fuimos a comer un cocido madrileño donde habitualmente Juan José solía ir cuando tenía ocasión; nos contó que descubrió ese restaurante en su época de sindicalista y quería que también nosotros lo conociéramos.

Todavía no me he hecho a la idea de que se ha ido, de que ya no volveremos a debatir, a dialogar, todavía no me he dado cuenta de que se ha marchado un amigo”.

Del ámbito más personal, también su hermano Diego Cánovas Cánovas ha querido dejar unas palabras de recuerdo.

“En estos momentos terribles en los que como hermano me embarga una pléyade de sensaciones extrañas en las que luchan el carácter enormemente positivo de la figura de mi hermano Juan José en mi vida, y lo horrible e injusto que supone su muerte, todavía me resulta algo difícil escribir sobre él. Se me agolpan los recuerdos de la infancia y de las distintas etapas de la vida. Mi hermano Juanjo siempre ha tenido un profundo sentido de la responsabilidad y el deber, desde muy joven. En este sentido, intentaba ejercer de segundo padre para mí en mi infancia. No solo sirviendo de guía en el normal desarrollo del niño que yo era, sino también haciendo de intermediario con los Reyes Magos de Oriente, que por su intercesión directa me trajeron un ajedrez de viaje. Me resulta complicado decir con lo que me quedo de mi hermano, porque son tantas cosas...Sin embargo, destacaría su capacidad de trabajo, su inquebrantable compromiso con sus convicciones y su sentido del deber.

Tener un hermano como Juan José proporciona un sinfín de anécdotas, recuerdos y momentos únicos, que se suceden en el transcurso de la vida. No obstante, yo destacaría dos momentos. El primero fue cuando se le diagnosticó su enfermedad. El devenir de la vida hace que transites por las diferentes etapas naturales. Nacemos,  hacemos parte de una “camada”, y ésta parece que se deshace cuando cada miembro de ella forma su propia  familia, y surgen nuevas “camadas”. El hecho de que de repente nos viéramos en un hospital (Virgen de la Arrixaca) nuestros padres y los tres hermanos, y nadie más, dispuestos a pasar la prueba de compatibilidad de médula, supuso un antes y un después. Junto al nerviosismo y el deseo fortísimo de que fuésemos compatibles y la profunda frustración de no serlo, vuelve la visión, el sentimiento de unidad. Esta experiencia nos recordó que los hermanos y padres lo son para siempre. Supuso un antes y un después sin duda.

El segundo momento se produjo en la distancia, pero en la cercanía del sentimiento. Su liderazgo durante la pandemia que nos asola me produjo una profunda admiración, íntimo reconocimiento y gran orgullo. Como oficial de la Armada, identifiqué a mi hermano con los valores del líder que se enseñan en la Escuela de Guerra Naval o Academias Militares. Al fin y al cabo, el liderazgo no va de uniformes, ni de etiquetas ideológicas, más o menos ciertas, sino de las personas que nacen con esa característica. Y mi hermano ha sido un líder nato”.

Juan Martínez Martínez fue compañero de trabajo en el servicio municipal de aguas, pero sobre todo amigo.

“Cuánto me hubiese gustado no tener que escribir estas palabras de recuerdo a Juan José, sobre todo porque seguiríamos disfrutando de su entusiasmo, de su responsabilidad en el día a día, de su afecto y amistad, de sus desvelos por ayudar a los demás.

Conocí a Juan José en el año 1997 cuando nos encontrábamos en el Partido Comunista de España, llenos de ilusiones y de ganas para favorecer el cambio, para favorecer nuevos caminos. Militamos los dos en Comisiones Obreras. En aquellos años ya se notaba la madera  de que estaba hecho, la energía qjue impulsaba sus pasos, preocupado continuamente por colaborar y buscar medios para que todo fuese avanzando. Desde entonces he compartido momentos de alegría y de apuro junto a él, de trabajo y de esfuerzo, lo he visto batallar con gran dedicación y siempre cercano y comprometido.

Quiero recordar a Juanjo con su espíritu constante y luchador, superando las dificultades, partiéndose el pecho por lo justo, por conseguir mejores condiciones para los trabajadores, para los compañeros, pues vivimos muchas jornadas bregando en el servicio municipal de aguas desde el año 1988. Traigo a la memoria un momento que dice mucho de su carácter, cuando disfrutaba de unos días libres y había salido a realizar gestiones “vestido de limpio” y, al pasar junto a nosotros que estábamos liados con una avería complicada, se quitó zapatos y calcetines, se remangó los pantalones y a la faena. Ese era Juanjo, un incansable, aquel que nunca miraba para otro lado.

Para mí Juanjo era un amigo querido y valorado, una persona que enfrentaba y enmendaba los problemas, un hombre de los pies a la cabeza, de corazón y de sentido común, sensible ante las necesidades de todos y decidido a solucionarlas. Me alegro que pudiese alcanzar la meta por la que tanto había luchado, ser alcalde de Totana, pero no un alcalde para “sacar buche”, sino para escuchar, atender y resolver.

Juan José, tu autenticidad, tu honradez y tu vida ha sido un gran regalo para todos”.

Vicente Carreño Carlos guarda muchos momentos y conversarciones con Juan José, con quien compartió espectro político e incluso en etapas militancia, pero lo más importante para él, compartió su amistad.

“Todo cuanto se ha dicho, se está diciendo y se dirá, acerca de Juan José Cánovas, no es más que la expresión sincera de cuánto esos centenares y centenares de personas han observado en él a lo largo de los años.

Sabemos que en política se está para la conquista del poder, y luego ya, intentar alcanzar logros de índole social, económica, laboral, cultural, medioambiental, etc.

Juan José estaba en política para todo eso, pero más aún, él tenía un sentido “trascendente” de la “acción política”...

Juan José estaba y permanecía en política, por AMOR AL MUNDO. Por amor a Totana, a sus barrios, a sus calles, a sus ciudadanos, a sus costumbres, a sus tierras, campos, tradiciones y pedanías. Admiraba los bueno, lo bello y lo verdadero.

Su linaje, la educación recibida en el seno de una familia entrañable, junto a sus hermanos Alfonso y Diego; de la mano de sus padres María y Diego; han devenido en esa sólida madurez de diálogo, respeto y encuentro con los otros, siempre a la búsqueda de lo mejor posible para todos.

Esto implicaba que, para Juan José, las relaciones de vecindad, de amor y humanas, primaban sobre las relaciones de interés político, o de interés y utilitarismo mercantil.

Entre los muchos recuerdo, guardo uno entrañable.

Cuando los inicios de su compromiso en la acción política; era la noche anterior a su partida para cumplir el “Servicio Militar obligatorio”. Se presentó en casa de mis padres, en la Avenida Santa Eulalia, -yo por entonces era el secretario de organización del PCE en Totana- para decirme que mientras durara su estancia en el ejército,

habría de suspender su compromiso con la agrupación local, pero que estuviera tranquilo que nada más le licenciaran, tomaría de nuevo el carné de afiliado al PCE y su compromiso en la acción; esto da una idea de su lealtad y su seriedad frente a las instituciones. Yo soy mayor que él 4 años, por aquel entonces éramos los dos muy jóvenes”.

Josefina Gálvez Martínez fue concejal de Izquierda Unida tanto en la oposición como el gobierno en anteriores legislaturas y quiere destacar los valores que atesoraba Juan José.

“Juan José era una persona cuya meta era la justicia social, conseguir más igualdad, que cada vez hubiera menos diferencias entre ricos y pobres, y de esto que casi todos consideramos una utopía hizo su bandera y su lucha durante toda la vida hasta el final.

Como anécdota de cómo era Juan José, recuerdo el primer día que fui concejal del Área Social me dijo, si quieres ser una buena concejal, ves a la casa de una anciana muy pobre y necesitada que no ha entrado a la Residencia aunque tenía más puntos que nadie y haz todos los trámites para que cuanto antes pueda estar allí bien atendida; así era Juan José siempre atento con las personas más desfavorecidas”.

Marisa Martínez Martínez sabe de la capacidad de trabajo de Juan José, no en vano fue su secretaria en la Alcaldía en esta legislatura.

“¿Cómo definir a Juan José en cuatro palabras? Compañero, respetuoso, tolerante, autoexigente, incansable y  muy muy inteligente. Su bandera, la empatía. Lo que le hacía muy cercano a sus vecinos y vecinas. La implicación con sus vecinos y vecinas, le hacía llamarte
por teléfono cualquier día (incluidos fines de semana, festivos…) a cualquier hora con su frase mítica “Perdona que te moleste….”, por lo que nunca dejaba ningún asunto para el día siguiente.
Tendría infinidad de momentos que me emocionan al recordarlos y que no olvidaré nunca. Cabe mencionar los momentos tan duros y amargos vividos desde el inicio de esta pandemia, pero me quedo con la última frasede felicitación de entrada al año 2021 que me envió por
whatsapp: “Los problemas siguen, pero nos enfrentamos a ellos para superarlos…”.


Verónica Carricondo Gázquez es concejal del equipo de Gobierno y tuvo la difícil tarea de ejercer de alcaldesa en funciones mientras Juan José estaba ingresado.
“Creo que a nivel político nadie puede negar que su trayectoria a lo largo de todos estos años le habían hecho ganarse el respeto y la confianza. Sin embargo está combinación con su personalidad, es la que ha forjado la persona que todos llevaremos siempre en el recuerdo.
Entre otras muchas cosas, él tenía la capacidad de darle importancia a lo más pequeño e insignificante y quizá por eso era tan grande. Tenía esa capacidad para ilusionarte, para creer que todo es superable y que todo iba a salir bien. Su sola presencia llenaba cualquier lugar.
Sabía qué necesitabas oír en cada instante y a pesar de todo el peso que llevaba, encontraba el momento para dedicarte si percibía que así lo necesitabas. Él era una lección de superación constante.Exprimía el tiempo y la vida.
Como recuerdos o momentos, cada día, tuviera que tratar con él algún tema o no, me gustaba pasarme por su despacho y yo sabía que a él le gustaba también. Solamente le preguntaba ¿cómo estás hoy? A veces lo pillaba almorzando, un par de tortas de pimiento molido y
un refresco. Me sentaba y dejaba que me contara lo que le apetecía, a veces temas políticos, de gestión o intercambiábamos algún tema personal. Con eso solamente quería decirle que estaba ahí. Creo que nunca nadie me ha mirado como lo hacía él y yo lo entendía sin hablar:
sé que me quería decir, no me equivoqué contigo”.
La persona más joven en ofrecer su testimonio, pero a buen seguro una de las que más ilusión le hubiera gustado leer a Juan José es su nieta Ana Cánovas Cánovas.
“Desde pequeña siempre he visto en mi abuelo una
persona humilde, con valores y a la que tenía que respetar, pues para mí, aunque no se lo dijera ha sido un ejemplo el cual seguir, al escucharlo hablar y al hacer las cosas siempre he pensado que ojalá ser como él, o al menos, parecida. Creo que nunca tendré palabras para
agradecer que haya sido mi abuelo, así era Juan José.
Han sido muchos recuerdos, me hubiera gustado que hubiesen sido más, pero por motivos de su trabajo no fue posible. Pero cada uno siempre ha tenido algo especial.
Entre otros, hay uno que nunca olvidaré y fue una mañana que él tuvo que ir a Murcia a hacer unas cosas, y me invitó a irme con él y después comer por allí.
Yo por supuesto me fui con él, y qué contenta estaba, y esa sensación se multiplicaba al saber que él también lo estaba.
De camino, en el coche, hablamos mucho sobre mí y él me contaba su experiencia a mi edad y me orientaba a elegir lo mejor para mí como siempre. Nunca olvidaré lo que sentí ese día, esa sensación de saber que estaba escuchando a una persona que de verdad quería lo mejor
para mí, aunque algunas cosas, por mi rebeldía, no quería escucharlas, en el fondo sabía que lo necesitaba, y ahí estaba mi abuelo para guiarme y darme sus mejores
consejos, que por supuesto llevaré a cabo.

Él me ha enseñado a que la vida son etapas y que todo pasa, que un fallo cualquiera lo tiene, y sobre todo me ha enseñado a crecer como persona, dejando las tonterías a un lado y construyéndome un futuro. Con este acontecimiento, sin él saberlo, me ha enseñado a valorar
más los momentos y sobre todo a ser fuerte. Aunque son muchas cosas las que me quedan por aprender, siempre seguiré su camino”.