VIOLENCIA DE “GENERO” (Artículo de José Munuera Lidón)

VIOLENCIA DE “GENERO” (Artículo de José Munuera Lidón)

A mediados del siglo pasado, cuando la escasez de energía y regadíos mataban por hambre, inaugurar pantanos era la obsesión de quienes al tiempo que paliaban un mal, se beneficiaban de aquellos fastos mediante la propaganda, ocultando otras dolencias que aquejaban nuestra maltrecha nación. Años después, con el hambre erradicada, hubo que promulgar una ley prohibiendo a los cargos políticos inaugurar obras públicas durante los periodos electorales.

Esa propaganda barata a la que hoy, eufemísticamente le llaman visibilizar, no deja de ser una forma de propagar lo que conviene para tapar lo que no interesa, por mucho que los actuales dirigentes políticos disfracen su propaganda con una causa tan noble como en su día fue erradicar el hambre, disponer de regadíos y agua potable.

Los pantanos de ayer son hoy los monumentos contra la mal llamada violencia machista. Y digo mal llamada porque faltan a la verdad quienes obsesivamente pretenden imputar la violencia intrafamiliar exclusivamente al varón.

La violencia siempre la ejerce el fuerte contra el débil, ya sea niño, anciano, mujer o incluso contra el no nacido. Pero la propaganda se ceba en visibilizar solamente la violencia que sobre algunas mujeres ejercen algunos hombres indignos de ser calificados como tales puesto que hacen un uso perverso de la misión más primitiva que el hombre tenía cuando protegía a mujeres, niños y ancianos de los ataques de otros clanes o de fieras salvajes, por la simple razón de que físicamente esta mejor dotado para ello y la naturaleza le ha pertrechado de un arma defensiva que le hace capaz de tornarse violento cuando la situación lo requiere, como hoy demuestran los  ucranianos que están entregando su vida para defender a mujeres, hijos y ancianos de la invasión rusa. Esa virtud de la que se sienten orgullosas las ucranianas por tener hijos y maridos valientes, agresivos frente a sus enemigos es la misma que hoy pretenden erradicar en España aquellas que nunca se han parado a pensar que el sexo femenino y el masculino no son opuestos sino complementarios y no parecen haberse percatado de que cuando un hombre maltrata a una mujer además de hacer un uso perverso de su fuerza bruta no puede estar en su sano juicio, frente a la inmensa mayoría de hombres que si lo están, por tanto no se puede calificar a todo un “genero” como violento porque algunas personas hayan recibido una educación carente de valores como el respeto o sufran desequilibrios emocionales sobrevenidos por estar inmerso en una comunidad en crisis con un ritmo de vida insostenible y con múltiples adicciones, no siendo estas circunstancias un mal generalizable a todo hombre por el simple hecho de serlo.

Una sociedad en la que los trastornos del sueño, estrés crónico, ansiedad, individualismo, depresión, anorexia, bulimia, adicción al juego, al sexo, pedofilia y drogas campan por doquier, irremediablemente se va tornando maltratadora, violenta y cruel puesto que muchos de sus integrantes demuestran haber perdido esa capacidad humana llamada autocontrol, proscribiendo el respeto a sí mismos y a sus semejantes. La violencia que hoy sufren colectivos educativos, sanitarios, mujeres, ancianos o niños nacidos y no nacidos, siempre se sustenta sobre falsos derechos del paciente, del alumno, padre, madre, hijo o incluso de la futura madre, por no hablar del ese falso derecho de propiedad interiorizado por cualquier maltratador que abusa de su pareja. Algo ha cambiado cuando la violencia no la ejerce el fuerte sobre el débil sino aquel que ha perdido la cabeza cuando siente que su frustración no tiene otra salida y piensa que no tiene nada que perder, frente a quienes sí lo tienen, en el caso de esa mujer que ama a otra persona o simplemente ha dejado de amar a quien la maltrata, niños que tienen toda una vida por delante o ancianos que se aferran a la vida, como ese bien que el tiempo les ha hecho apreciar. Todos, excepto el agresor, tienen mucho que perder.

Me pregunto por qué, algunos políticos capitalizan esta desgracia social al tiempo que ocultan las muertes producidas por otras aberraciones como las drogas o el aborto y viven obsesionados con hacerse propaganda, pretendiendo patrimonializar la erradicación de una lacra que cualquier persona de bien desea que desparezca.

José Munuera Lidón

 

A continuación, muestro un informe del Dr. Norberto Schenquerman titulado CONSIDERACIONES GENERALES ACERCA DE LA VIOLENCIA

“En las últimas décadas se ha configurado un espectro social muy complejo debido al incremento notable de situaciones de violencia, maltrato y crueldad, lo cual ha derivado en la aparición de fuertes vivencias de desesperanza, es decir en una alteración extrema del ánimo de la gente.

Esta vivencia que he denominado frustración sin salida se percibe en la tarea analítica, básicamente, a través de sentimientos de arrasamiento y desvalimiento, cercenando cada vez más la satisfacción libidinal.
La fragilización del mundo representacional de los pacientes, producto de la crisis de valores sociales y familiares imperante, nos convoca a los trabajadores de la Salud Mental a buscar herramientas terapéuticas que puedan ayudarlos a preservar las pulsiones de autoconservación,.

Los hechos de violencia, maltrato o crueldad conllevan connotaciones omnipotentes y están dirigidos a someter y dominar generando una angustia incoercible.
Por consiguiente necesitamos establecer estrategias clínicas para poder reforzar el sentimiento de sí de quienes son victimizados puesto que sin duda le abren el camino a las repeticiones compulsivas. Repetición que circula de un modo tanático de familia en familia y de generación en generación.

Cuando se viola la capacidad de pensamiento se ataca al espacio mental generando un estado de indefensión. De ahí que considero prioritario gestar estrategias clínicas tendientes a conformar redes interdisciplinarias que puedan paliar el dolor psíquico y la angustia que subyace en nuestra comunidad en crisis.”

 José Munuera Lidón